
Visión general de los Jardines del Alcázar
Hasta este momento os hemos llevado cada una de las estancias interiores que componen los diferentes edificios palaciegos que constituyen los Reales Alcázares de Sevilla.
Pero no nos hemos quedado ahí, sino que también se han mostrado sus patios interiores, así como sus alrededores y la diferentes composición de las murallas y torres que los rodean en la actualidad, así como aquéllos lienzos de muros y torres que en su momento formaron parte del recinto amurallado del conjunto palaciego y que en la actualidad se encuentran extramuros. Tampoco nos hemos olvidado de sus alrededores y de los monumentos insignes de Córdoba y Granada, su Mezquita y la Alhambra, respectivamente.
Más de 20.000 plantas y 180 especies diferentes, los jardines del Alcázar de Sevilla son todo un Jardín Botánico en pleno centro histórico de Sevilla.
Pero no todo son edificios palaciegos, patios, muros y torres, sino que el conjunto se complementa con numerosos jardines, albercas, estanques, fuentes, surtidores, antaño huertas, que circundan los edificios, con unos 160.000m2 y más de 150 especies vegetales, tan diversas como el acanto, la pasionaria, el chirimoyo, la morera, el boj, el jazmín, el rosal, la cinta, el lirio, el melocotonero, la hiedra, el mirto, la drácena, la enredadera de alambre, la yuca, la costilla de Adán, la palmera, el naranjo o el limonero, entre otras muchas.
Tal superficie constituyó la pradera llamada en su momento Mary al-Fidda (Pradera de la Plata), dedicada en un principio a la agricultura con varios aljibes y albercas y numerosas norias de extracción de agua en su momento ubicados alrededor de los palacios iniciales de corte musulmán. Algunas huertas fueron ocupadas por los palacios cristianos, por sus jardines y por otras fueron huertas exteriores incluidas dentro de las murallas almohades del siglo XII.
Todo ello junto con diferentes galerías y pabellones auxiliares dieron en su momento un lugar de relax para aquellos miembros de la realeza que tuvieron el privilegio de residir en los maravillosos Reales Alcázares sevillanos y ese será nuestro cometido en este momento: acercarles el conjunto de este maravilloso homenaje a la flora, al agua y al descanso que constituye un deleite para los sentidos.